
Texto escrito por DaniCicloturismoLeon.
¡Hola a todo el mundo!
Os cuento un poco la historia de este asunto y prometo no alargarme demasiado. Palabrita de Boy Scout.
Resulta que estaba yo consultando el tema de las redes sociales y el perfil del podcast de ciclismo que más sigo, A la cola del pelotón, publicaba que iban a empezar a escribir en su web acerca de un tema que a mí, pues mira, me interesa un poquitín. Empezarían a escribir acerca de cicloturismo. Me puse en contacto con ellos para decirles que si necesitaban algo de cicloturismo en León, que aquí estamos para ayudar. “¿Una colaboración?”. “¡Pues venga!”. Grosso modo, este es el resumen del asunto.
Mikel Ilundain, que es el patrón de esta idea cicloturista, comenzó el proyecto hablando de la zona de Pamplona y estructuró el tema en cinco rutas, de menor a mayor dureza, así que la idea es hacer lo mismo pero en este caso de otra zona. ¿A que no sabéis de dónde? Pues eso, de la zona de León. Advierto que por regla general habrá que meter el plato pequeño y un piñón grande porque a mí lo que me gusta es subir. Salí sufrido, ya ves.
Recorrido suave – El Fenar


Sin más dilación, comenzamos con la primera ruta. Un clásico del cicloturismo leonés que no revierte ninguna dificultad y cualquiera puede hacer. Por aquí lo llamamos EL FENAR.
Básicamente la idea es tirar en dirección norte en busca de las montañas. Vamos a esquivar el tráfico de la capital leonesa mediante dos carreterinas secundarias. La primera va de León a un pueblo llamado Villarrodrigo de las Regueras y la segunda va de Villanueva del Árbol a Manzaneda de Torío. Son carreteras sin apenas tráfico, tranquilas, con partes algo bacheadas y flanqueadas de robles y de más vegetación. Salvo algún repecho donde podemos lanzar un ataque de peseta a los compañeros de grupeta, no hay ninguna dificultad salvo el hecho de que vamos remontando el curso del río Torío, lo que supone que siempre pica un poco para arriba.
Dejaremos estas carreteras y nos meteremos en la LE-311. Aquí la llamamos La Carretera del Torío (no nos hemos roto la cabeza con el nombre, eso os lo voy a reconocer). Iremos en dirección a un pueblo llamado Robles de la Valcueva y hasta llegar allí podemos parar en otro pueblo llamado Pardavé ya que hay una fuente muy generosa, con su pilón y todo, donde podemos refrescarnos o tirar al compañero que antes nos lanzó el ataque de peseta. Cada uno que haga lo que quiera. Yo ahí lo dejo.
Según vamos devorando los kilómetros de La Carretera del Torío, con un firme excepcional después de un reciente asfaltado, a nadie se le va a escapar que las montañas cada vez se hacen más y más grandes. Las vistas son fantásticas. Los picos que nos acompañan son el Pico Polvoreda y Peña Galicia. En sucesivas rutas serán más protagonistas, pero en esta primera sólo nos hacen muy agradable el camino.
En Robles de la Valcueva vamos a hacer un alto en el camino y lo podemos hacer o en El Capitol, que con el café de tapa te ponen zumo y tortilla (tratan muy bien a los ciclistas) o en una degustación de café llamada Bar Meno, con dulces caseros deliciosos.
Ahora la ruta continúa en dirección a La Robla. Nos metemos de lleno en comarca minera. Nos metemos en la zona que da nombre a la ruta. El Fenar. Aquí es donde encontraremos la única subida del día, nada del otro mundo, tranquilos. Desde lo alto se puede divisar ya La Robla con su central térmica que recuerda un poco a Springfield, el pueblo de los Simpsons. La pena es que como comarca minera que es todo esto, las cosas no van del todo bien. No mina, no party, ya os podéis imaginar.
Desde La Robla ya vamos a poner rumbo a León por una carretera que nos va a llevar, primero a la localidad de Lorenzana y, después, a León capital. Buena mañana de ciclismo asegurada.
Recorrido medio – Vuelta a Aralla


Para la segunda ruta por el entorno de León he pensado en ese aficionado que ya está hecho a darle a los pedales y que, en los buenos meses de sol, está acostumbrado a marcarse alguna etapita de algo más de cien kilómetros y con alguna tachuela. Lo mejor que se puede hacer por León teniendo en cuenta estos factores es ir a subir ARALLA.

La ruta tiene como eje central el puerto que da nombre a la ruta, Aralla, por el que ha pasado La Vuelta alguna vez. Es un puerto de segunda categoría (7,6km al 5,5%) y por la vertiente que he escogido para la subida, muy bonito.
El mayor error que se puede cometer es pensar que sólo vamos a tener que hacer el esfuerzo de subir durante el puerto y, como en casi todas las rutas en León cuando se tira al norte, hay que tener cuidadín porque el terreno rompepiernas está más que garantizado.
La idea es ir de León a la localidad de La Magdalena. Para llegar hasta allí primeros subiremos una tachuela, nada más pasar Lorenzana, llamada La Hoja. En cuanto coronamos, entramos en un pinar muy cerrado y enorme que nos va a acompañar unos cuantos kilómetros. Mientras bajamos El Cillerón, otro clásico del cicloturismo leonés, podemos ver cómo se abre el valle y ante nosotros tenemos otra parte de la montaña leonesa, pero en esta ocasión no vamos a pasar rozando. Hoy vamos a por ella.
Una vez en La Magdalena tenemos que ir en dirección a Villablino por la CL-626 aunque si el nombre del pueblo os ha abierto el apetito, podéis parar en alguno de los varios bares que hay por aquí a tomar el primer café del día y, si no queréis café, pues siempre podéis optar por buen embutido de León ya que en la etapa que os estoy presentando, rodaremos por lugares de gran tradición en la elaboración de ricos manjares de la tierra leonesa. Salchichón y chorizo de una calidad inigualable. Ejemplo de pueblos con buenas fábricas de embutidos son Soto y Amío (con la subida al Trechero de postre), Geras o Villamanín entre otros.
Ahora vamos a encarar antes de iniciar el puerto la carretera del Pantano de Luna. Esta carretera es una pasada de bonita. Montañas enormes junto a ti que se reflejan en el agua del pantano y, al fondo, una imagen única. El Puente Ingeniero Carlos Fernández Casado o, como lo llamamos por aquí, El Puente del Embalse de Luna. Como veis, no nos hemos roto la cabeza mucho con este nombre tampoco. Lo sencillo es elegante, podría decirse.

Era cuestión de tiempo. En algún momento tendríamos que enfrentarnos al puerto de Aralla, amigos. Pero no os disgustéis que subir mola y más si es un puerto como este. Es fácil de subir, aunque tiene su miga. Son 7 km al 5%, muy constante, en el que encontraremos algún pico al 7%. La recompensa es llegar al bar que hay en la cima y tomar un buen café de puchero en los días más fríos o cualquier otra cosa que os apetezca pero casi seguro que os ponen de tapa embutido de la zona. O lo probáis o lo probáis, os lo digo yo.
La bajada tiene partes técnicas y rápidas porque por la vertiente de Geras, por la que vamos descender, hay más rampas y el asfalto está como nuevo. Cuando acaba lo más rápido de la bajada nos adentraremos en el valle del río Casares, que nos conducirá a Pola De Gordón. Como en la primera ruta, vamos a rodar por Comarcas Mineras. Sin forzar mucho la vista vamos a poder ver los restos de una industria que en su tiempo alimentó a mucha gente, entre ellos mi familia, y enriqueció con su carbón y energía muchos territorios del país. Ahora, sin embargo, languidece.
Nuestras fuerzas probablemente tampoco serán las mismas que al principio del día porque ya llevaremos a estas alturas cerca de 90km y unos cuantos metros de desnivel. Un desnivel engañoso, discontinuo y machacón.
Vamos a intentar esquivar la N-630 debido a que tiene bastante tráfico. Esto es posible culebreando por un par de carreterillas paralelas y que no todo el mundo conoce, pero lleváis buen guía, os lo aseguro. Sin darnos cuenta y sin tocar casi nada la Carretera de Asturias (hemos vuelto demostrar que por aquí con los nombres no nos complicamos) llegamos a La Robla, que os recuerdo que ha sido salida de etapa de La Vuelta a España.
Desde aquí a León, ya lo conocemos de la primera ruta. Iremos acompañando al río Bernesga en su fluir a la Capital leonesa mientras pensamos que hemos hecho una ruta de 120km, con un puerto y multitud de repechos. Y esto es sólo el principio porque no hemos hecho nada más que empezar en la exploración de la montaña leonesa.
Recorrido duro – La Camperona



La tercera de las rutas que os presento no cabe duda de que se adentra un poquitín más en la montaña leonesa. De hecho, gracias a La Vuelta a España, no muy lejos de León capital, se ha situado en el mapa una ascensión que ya sólo con pronunciar su nombre, asusta. Vamos a ir a conocer de primera mano LA CAMPERONA.

Para resumiros un poco el plan de ruta, la idea es que conozcáis esta cuesta de cabras desde otro punto de vista que no ha reflejado aún La Vuelta, porque aquí es donde tiro un poco de las orejas a la organización de la ronda española. La manera de acercarse a nuestro “cuestacabrismo” particular ha sido en ocasiones bastante mejorable. Aún recuerdo aquella etapa que se venía del plano más absoluto. Menuda etapa más mala.
Nada más ver un poco el perfil de la ruta que propongo, sus kilómetros y sus metros de desnivel, ya se puede ver que hemos subido un poco de nivel, porque 150km, 1900 metros, con terreno rompepiernas y La Camperona como guinda del pastel, desde luego que es algo que requiere de un buen estado físico.
Nada más salir de León ya nos vamos a enfrentar con mi inicio de ruta favorito. El Portillín. Un muro de un kilómetro al 7% de media o así. Así entras en calor sí o sí. Y si aún no lo has hecho, tranquila, amiga, tranquilo, amigo, que acabamos de comenzar a rodar por uno de los secretos leoneses para rodar y ponernos en forma. La Sobarriba y El Condado.
Son un par de zonas que pertenecen en su mayoría a los Ayuntamientos de Valdefresno y Vegas del Condado. Lo que tienen de particular es que están a 5km del centro de León y, sin embargo, parece que estás a cientos de kilómetros de cualquier centro urbano medianamente grande. Poquísimo tráfico, muchísimo sol (clave en los fríos días del invierno) y un entramado de pequeñas carreteras comarcales sin ningún metro llano que hacen que te pongas a tono sin querer. Haces series sin darte cuenta. El único pero es que el firme no está del todo bien pero le da su punto.
La primera parada sería buena idea hacerla en Gradefes, un pueblo que tiene un par de bares en los que avituallar, pero lo más probable es que antes de llegar aquí y según he diseñado la ruta, detendrás tu marcha ente el monumental Monasterio de San Miguel de Escalada que va a sorprenderte sin lugar a dudas. En medio de ninguna parte, esta joya mozárabe data del año 913. Casi nada.

Después de tomar el café en Gradefes, llenar el bidón en la fuente del pueblo (a estas alturas ya os habréis dado cuenta de que en León, en casi todos los pueblos hay fuente) y mirar las fotos que nos hemos sacado en el monasterio, continuamos nuestro rodar en dirección a Cistierna. Para ello iremos por una carretera secundaria a la principal. Visitaremos pueblos como Carbajal de Rueda o Modino. El tráfico por aquí es prácticamente nulo y ello nos va a permitir disfrutar de una zona llena de vegetación y que, en cuanto se abre un poco, deja ver algún que otro risco de los muy cercanos Picos de Europa.
En Cistierna, uno de los grandes pueblos de toda la montaña leonesa, vamos a encaminarnos a La Ercina y para ello hay que subir. Y ya nos damos cuenta de que las piernas notan los kilómetros de sube baja que llevamos encima, sin embargo, algo en nuestra cabeza impide que nos centremos en ello. De vez en cuando se ven unas antenas en una montaña. Y es que al más puro estilo del Señor de los Anillos, las antenas de La Camperona son como el Ojo de Sauron que todo lo ven.
Hemos llegado a La Ercina después de una pequeña subida flanqueada por mucho roble y ahora nos vamos al próximo pueblo, Sotillos, momento en el que ya no cabe duda de que las antenas que hay en lo alto de la montaña pertenecen a La Camperona. Además se ve perfectamente la carretera por la que nos vamos a retorcer. Aquí es cuando miramos los piñones y muchos pensarán: “¿¡Pero qué hago yo aquí con un 28!?”. Sí que se puede subir con un 34×28, por ejemplo, pero yo hace algún tiempo me puse un 32 y salvo las mofas que algún compañero de grupeta hace de ti al principio, la verdad es que es un acierto. Yo llevo un 36×32 y se sube “perfectamente”. EL resumen de La Camperona es fácil. 3 kilómetros a una media del 13,9% y picos del 24%. El infierno en la tierra.

Como podéis observar en el trazado de la ruta, el acercamiento a La Camperona se puede realizar por lugares que La Vuelta ni se ha planteado y quedaría una etapa muy tipo Flandes con repechos, muros y encerronas que harían las delicias del buen aficionado, creo yo.
Hecho este inciso y si habéis logrado trepar hasta lo más alto de nuestra subida más mediática por el momento, entenderéis que todo lo que hemos sufrido para llegar allí habrá valido más que la pena. Las vistas son absolutamente sobrecogedoras. Se pueden ver Los Picos de Europa y el más cercano Valle de Sabero, otra de las Cuencas Mineras colocadas por unos y otros en el olvido. En el pueblo que da nombre a todo el valle está una de las bases de los GREIM que tantos y tantos rescates realizan en alta montaña. Son los ángeles de la guarda de todo montañero o excursionista.
Después del éxtasis de lograr subir todo lo que supone La Camperona debemos de continuar la marcha y nos vamos a dirigir a la Villa de Boñar, otro de los pueblos insignia de la montaña leonesa y que goza de unas cuantas curiosidades. Los Nicanores, un hojaldre de receta secreta y sabor increíble, el Negrillón de la plaza, un enorme negrillo que fue víctima de una enfermedad que acabó con él y del que hoy sólo queda un monumento, fotografías y muchísimos recuerdos de los vecinos. Y otra de las curiosidades es que es mi pueblo y alguna ruta de las que yo siempre recomiendo va a pasar por aquí sí o sí. Además, mi pueblo es conocido como “La Villa más guapa” y tiene hasta una jota (dos cosas tiene Boñar que no las tiene León…el Maragato en la torre y en la plaza el Negrillón). Ahí es nada.
Como seguramente habréis parado en mi pueblo a tomar por lo menos un Nicanor, después de este alto en el camino hay que pensar en dirigir nuestro rodar a León y vamos a hacerlo por La Vecilla primero y, después, por la carretera de La Cándana que sin duda es especial por muchas cosas. Una de ellas es que es un territorio en el que se cría una variedad muy particular de gallos que por su plumaje, los convierte en fantásticos para la fabricación de moscas para la práctica de la pesca (¿cómo se os queda el cuerpo?). Otra de las cosas que va a hacer de esta carretera algo especial es que por fin tendremos unos 15km de terreno favorable que nos permitirá relajarnos hasta el siguiente terreno rompepiernas. La Carretera de Santander.
Pero seamos positivos. Son los últimos 25kms de la ruta. Los continuos repechos que nos vamos a encontrar ya no van a poder con nosotros después de la pedazo de ruta que nos hemos marcado. Seguramente ya estemos pensando en qué más sorpresas pueden esconder las rutas del entorno de León.
Recorrido muy duro – La ruta de las Hoces


La respuesta os la voy a dar ahora mismo. ¿Ruta por la montaña 100%? Pues sin duda la respuesta a esta pregunta está en LA RUTA DE LAS HOCES.
La etapa que os presento ahora está diseñada por alguien a quien le gusta subir, yo os lo voy adelantando. 140km y 2770 metros de desnivel y eso que por aquí no hay puertazos largos como en nuestra vecina Asturias.
Recorto muchos kilómetros de los que podríamos hacer si saliésemos de la capital leonesa porque iniciaremos la marcha desde Robles de la Valcueva. Hasta allí vamos a utilizar el tren de vía estrecha (FEVE) en el que se pueden meter bicis y que sale desde León. Así revitalizamos un poco este medio de transporte que parece que aquí en León se lo quieren cargar y para todos los pueblos por los que transita es algo fundamental. En unos 35 minutos o así ya estaremos en el punto de salida.
Pondremos rumbo a las primeras hoces que, por cierto, así es como llamamos aquí a los desfiladeros que vais a descubrir en esta ruta, pero antes de llegar tendremos nuestras dos primeras subidas del día.
La subida a Correcillas es la primera y os hará descubrir un verdadero pueblo de montaña. Casas de piedra, un valle profundo y absolutamente plagado de vegetación, así como una montaña de 2000 metros que preside toda la zona. El Pico Polvoreda del que ya os he hablado con anterioridad y que puede verse desde incluso Benavente. La ascensión es fácil. Se compone de varios toboganes y una rampa, a poco más de un kilómetro para coronar, del 16%. El asfalto es formidable, pero la carretera muy estrecha y con curvas cerradas con lo que cuidado en la bajada.

La subida a Las Cuevas de Valporquero es la segunda de las subidas. Aquí ya tenemos un puertecito de segunda, creo yo, con sus 5km, sus curvas de herradura sus partes al 8% y todo lo demás. Nos lleva a un complejo de cuevas que el agua a horadado a lo largo de miles y miles de años. Como se puede ver en estas fotos, las cuevas son espectaculares. Se pueden hacer rutas de espeleobarranquismo que harán las delicias de los más intrépidos. Además, las vistas desde lo más alto del puerto son alucinantes. La bajada nos permite pillar buena velocidad y jugar a ser ciclistas, trazando las curvas y todo eso. El asfalto está bien.
Una vez que volvemos a meternos en la carretera hacia las Hoces de Vegacervera, lo primero que nos vamos a encontrar es precisamente el pueblo de Vegacervera donde todos los otoños se celebra la Feria de la Cecina de Chivo.
Salimos del pueblo y vemos unas paredes de roca y si no lo sabemos podemos pensar que la carretera es imposible que transite por ahí pero, de repente, se abre ante nosotros un desfiladero sobrecogedor. Damas y caballeros, bienvenidos a Las Hoces de Vegacervera. En el enlace podréis ver unas cuantas fotografías que ilustran bien lo que es este tesoro cicloturista leonés pero lo mejor es rodar a través de la montaña. Porque es exactamente eso. Rodar a través de una grieta en medio de la montaña. Sencillamente espectacular.

Pero tenemos que seguir y vamos a continuar en dirección a Valdeteja, para lo cual tomaremos un desvío a la derecha que nos conducirá a ese pueblo que da nombre a las otras Hoces, las de Valdeteja. Atravesaremos pueblos con nombre ciclista, como Valverde, y podremos contemplar un panorama alucinante. Montaña 100% leonesa, con sus verdes prados y sus grises riscos, en gran parte del año, nevados, que dan una panorámica de estampa.
En esta parte, por cierto, hay subida. En efecto, desde que hemos tomado el desvío de antes, no hemos dejado de subir. Según los datos del Strava es una subida de cerca de 9km al 3%. No es un puerto propiamente dicho pero sí que es una ascensión que se va a sumar a todo lo que esta mente perturbada por las cumbres ha diseñado para todos vosotros.
La bajada hacia la carretera de las otras hoces es trepidante, porque de esta vertiente, la subida de Valdeteja es más corta pero más durilla, pero eso para otra visita. Por el momento vamos a llegar a un cruce e iremos a la izquierda en busca de otra subida. La subida al pueblo de Arintero, que tiene en su kilómetro final la sorpresa del 12%, pero presta (esta es la palabra que utilizamos por aquí para indicar que algo nos gusta) volver a adentrarnos en la montaña, que es lo que hacemos en esta subida.

Bajamos por donde hemos subido y tras dejar la localidad de Tolibia de Abajo, llegaremos a Valdelugueros, momento en el cual, vamos a parar a tomar algo porque ya veis que la ruta es intensa. Una suerte de montaña rusa ciclista que no nos deja ni respirar. Dan ganas de desmontar el plato grande porque tiene poco sentido por aquí.
Después de la parada técnica o “refuel” como diría Aitor Viribay en Glut4science o en #ZonaDeAvituallamiento, proseguimos nuestro camino en busca de, ¿adivináis qué? Sí. Otra subida. En esta ocasión vamos a trepar hasta Villaverde de la Cuerna, que ha sido final de etapa de La Vuelta Ciclista a León. Lo peor que tiene es el primer kilómetro, que tiene rampas de meterlo todo, pero luego es llevadero. Eso sí. Las vistas que vamos a tener de las pedazo de montañas que vamos dejando atrás son increíbles. Os van a prestar (a que ya lo vais pillando, ¿eh?).

No os lo había dicho hasta ahora pero además de las subidas por las que os estoy llevando, estamos inmersos en medio de un puerto en sí mismo. Vegarada-Riopinos, como nos indican los compañeros de Altimetrías, es un puerto largo y tendido, pero que al final tiene alguna rampilla al 10%. Llegaremos a la parte de Riopinos de la Estación Invernal de San Isidro. Desde aquí, vamos a iniciar el descenso por donde hemos venido pero sin meternos en todas las subidillas que tanto os han prestado hasta ahora y yendo en dirección a, señoras y señores, Las Hoces de Valdeteja.

En las fotos que aparecen en el enlace podéis ver que son parecidas a las anteriores hoces, pero más agrestes. Tan agrestes como la carretera y con ello me estoy refiriendo a que tengáis cuidado con los baches, porque esta parte está bastante mal. La carretera mejora en Nocedo de Curueño. El río Curueño es el responsable de crear las Hoces de Valdeteja así como el río Torío era el responsable de las de Vegacervera.
Y esta distracción hablando de ríos la utilizaría en medio de Nocedo para tomar un desvío a mano derecha y comenzar, así sin anestesia, a subir a Valdorria. A parte de los fríos datos que puede ofreceros acerca de esta pedazo de ascensión, como son 2,38km al 12% y sus míticas 8 curvas de herradura, lo mejor es que os meta el enlace a mi blog para que podáis entender un poco mejor lo que es La Valdorria. Los desarrollos por aquel entonces eran otros. Sin ir más lejos, había una subida cerca de mi pueblo que siempre llamamos “La Cuestona” que nadie en su sano juicio hizo jamás con la flaca, pero años después, los desarrollos eran otros y La Vuelta a España hizo que “La Cuestona” pasase a conocerse como La Camperona. Hasta que todo esto pasase, Valdorria era de lo más duro que se podía subir en León junto con otra cuesta de cabras llamada Andarraso que está en otra zona que no hemos tocado en esta entrada, pero que sobre la que podéis preguntarme. Me refiero a la zona de Las Omañas.

Después de llegar a la cima de La Valdorria, donde se hace una romería en honor a San Froilán, patrón de León y se sube a una ermita en medio del monte, vamos a bajar por donde hemos subido, e iremos en dirección a La Vecilla, para girar allí a la derecha y encaminarnos, por fin, a Robles de la Valcueva donde finalizará la ruta. Recordad que hemos venido hasta aquí en el FEVE y hay que controlar los horarios del tren para regresar a León echando una reparadora y merecidísima siesta. Esta ruta os aseguro que es durísima. La he hecho alguna vez y prefiero subir tres veces Cobertoria, Larrau o Tourmalet, en serio.
Etapa cinco estrellas Leonesa
Como Mikel me ha dicho que le eche imaginación y desarrolle una etapa World Tour por mi tierra, pues aquí os presento la ETAPA CINCO ESTRELLAS LEONESA.


Poco os voy a explicar de esta etapa digna de cualquier Gran Vuelta. Nada que envidiar a ninguna. Los fríos datos son 238 kilómetros y 4000 metros de desnivel.
La idea que he tenido es crear una primera parte para que las fugas se formen, con terreno incómodo para los pro, y como colofón a este inicio, un puerto de segunda, Las Señales, para que la etapa se asiente un poco y todos se ordenen.
Soy un tradicional en ciertos aspectos y creo que el ciclismo es un deporte para fondistas, así que la segunda parte de la etapa será el terreno propicio para que la fuga se asiente y el desgaste vaya haciendo de las suyas en las piernas de los ciclistas.
Entramos y salimos de Picos de Europa, pero cuando la carrera se adentre por segunda vez, ya será para quedarse e iniciar la tercera, majestuosa y dura parte final de la etapa con un encadenado de tres puertos:
El Pando, 6,6km al 5%.

Pandetrave, 10,5km al 3,5%

Panderrueda, 10km al 5,4%.

Poco más tengo que añadir a esta pedazo de etapa. Sabemos que en el trazado de una etapa hay mucho politiqueo, dineros y de más cosas de por medio, pero como imaginar y soñar hasta el momento es gratuito, resultaría alucinante una etapa así por estas tierras.
Y como creo que ya me he alargado bastante, voy a ver si me despido de manera un poco más rápida y con un párrafo corto. Gracias a los miembros de A La Cola Del Pelotón por los audios, las colaboraciones que tienen (Uxue, Viribay, etc) y gracias especiales a Mikel por desarrollar esta idea acerca del cicloturismo porque es algo que a mí, sí, amigas y amigos, ¡a mí me PRESTA!

Felicitó a “A la cola del pelotón” por esta iniciativa y a Dani por su gran exposición de las rutas de su tierra. Las explicaciones que dais los chavales que os subís a la bici molan mucho, transmiten verdad y amor a la bici ¡Qué ganas de que mejore un poco la climatología para poder disfrutar de vuestras propuestas! Un saludo.